CHAT OFICIAL!

Actualizate!

Email*

miércoles, 28 de julio de 2010

El propósito de Dios para su obra: Una generación comprometida

El propósito de Dios para su obra: Una generación comprometida

1. Todo milagro es el resultado de una sociedad entre Dios y el hombre. Dios que da una palabra, un hombre que la cree y que actúa conforme a esa palabra. Todo crecimiento es el resultado de una palabra. Cuando nos reunimos, lo hacemos en torno a Cristo y a una palabra rectora.

2. Conquista tu mundo. Una conquista no viene simplemente porque tú lo quieres. El crecimiento de la iglesia no viene simplemente porque tú lo anhelas. El crecimiento de la iglesia involucra unos cuantos elementos que debemos conocer.

3. El Señor, en su palabra, dejó establecidos ciertos principios insoslayables. Él estableció una forma, una mecánica, una metodología si a ti te gusta llamarla así, de crecimiento. Nosotros nos la pasamos hablando de crecimiento en cuanto mensaje, congreso o conferencia se presente y no tenemos en cuenta algo muy importante: el crecimiento de la iglesia no es el final del plan de Dios.

4. El propósito final del plan de Dios, es el funcionamiento. Engendrar, alimentar, crecer, multiplicarse, funcionar.

5. La generación que va a pastorear al mundo, (Y no hablo de títulos inventados por el hombre obtenidos en seminarios inventados por el hombre, sino el pastoreo conforme a lo que Dios plasmó en su palabra), y que es la que va a impulsar a la iglesia en el siglo 21, es una generación de líderes que van a aprender la diferencia que hay entre participación y compromiso.

6. Hemos confundido la participación de la gente en los programas masivos con el auténtico compromiso con el reino de Dios. Es muy normal para un líder actual pensar y expresar que ha tenido un culto glorioso porque han asistido cinco mil personas, pero no se tiene en cuenta que esa gente, si bien ha participado de un culto, no se ha involucrado ni se ha comprometido con la obra del ministerio. La generación que Dios va a usar para tomar la tierra, es una generación comprometida.

7. Si no tenemos fruto en lo que hacemos, hacer muchas actividades y aparentar que estamos haciendo mucho para Dios es autoengañarse. A Dios no le mueve que hagamos, sino el fruto de nuestra vida y los resultados de lo que hacemos. Conocí a 2 hermanas que visitaban, repartían folletos, evangelizaban, etc. Me pidieron pasar a dar testimonio de lo que hacían. Después les pregunté que donde estaba alguna persona que se hubiera ganado a través de los 1000 folletos repartidos y los 300 hogares visitados y las 800 almas evangelizadas. No había ninguna. Entonces, ¿De qué sirvió?

8. Una persona comprometida con Dios no busca en que ocuparse fuera del Reino de Dios para que después diga que la carrera, el horario, el trabajo, etc. no le dan el tiempo para servir. El comprometido, al contrario, está viendo como se despoja del peso que no le permite servir a Dios. Y cada día, va entregando más de sí mismo a Dios hasta que Dios lo posee todo de él.

0 comentarios:

Publicar un comentario